lunes, 12 de julio de 2010

Lo mismo de todos los días.

Cada vez me convenzo más de lo mágico, de lo acertado, de lo casual, de lo efímero y perfecto que fue lo que pasó entre nos.
Cada vez me convenzo más de que no éramos el uno para el otro.

Pero no puedo resignarme.
No quiero olvidarme.
Sin embargo estoy acá escribiendo esto, pero, ¿qué otra cosa podría hacer? Ya las mañanas no son las mismas, es cierto. Ya no brilla mi sonrisa como antes.



Pero en la vida muchas cosas no tienen vuelta atrás.

Te extraño muchísimo, todos los días, a cada rato. Me ahoga extrañarte tanto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario